No creo que esto necesite introducción. Por eso no la tiene.
Podría
escribir los versos más tristes esta noche. No sé cómo se sintió Neruda cuando
escribió ese verso, ni tampoco sé qué pensaban todos aquellos que lo han usado
después, pero esta es una de esas noches en las que quisiera escribir algo tan
inteligente como lo que escribió Pablo. Pero tal vez no pueda.
Hay
noches en las que me olvido de todo y me despierto. Son esas en las que las
palabras que tengo en la cabeza son más importantes que los números que marcan
la hora en el reloj de mi muñeca. No me quito las legañas, no me peino. Ni si quiera tomo un café para despertarme, ni
desayuno. Sólo me siento en esta silla y la acerco a la mesa. A veces enciendo
el ordenador, a veces no. Cuando lo hago, abro un nuevo documento de Microsoft Word.
En él, no importa la letra, ni el interlineado, ni el título. Sólo escribo. Cuando
no lo hago, cojo un folio y un bolígrafo. Suelo usar uno negro con tinta
líquida, me siento más cómodo. Sin embargo, en estas ocasiones soy capaz de
escribir sobre la mesa con mi propia uña. Por suerte, nunca he tenido que
llegar a ese extremo. O por desgracia. Quizás si lo hiciese descubriría un
nuevo arte, una forma de fusionar la literatura y la escultura. Quién sabe.
Mi
abuelo siempre decía que el saber no ocupa lugar. Pero yo digo más. El saber no
ocupa lugar, ocupa tiempo. A menudo viene a mi cabeza un ejercicio de la
asignatura de filosofía, de un examen, que decía, aunque no de manera literal:
¿Por qué no somos expertos en todo? La clase en general respondió con lo que
habíamos estudiado: Necesidad de especialización, gustos personales,
habilidades particulares, etc. A pesar de eso,
la respuesta de uno de mis compañeros, que me llamó la atención de
sobremanera, fue: Porque no tenemos tiempo para aprender tanto. Y es cierto. Es
una pena que haya tanto por ver y tanto por aprender, y sin embargo el
conocimiento use tanto tiempo. Pero bueno, más ocupa el pasado, que además de
tener un lugar y ocupar tiempo, pesa.
Mirar
a través de un espejo roto es como recordar. Hay partes que aparecen
desencajadas, que se ven difusas. No sé por qué empecé a escribir esto. Puede que
nunca lo sepa. A lo mejor es porque, tras quedarme ensimismado mirando la luz
de la lámpara de mi habitación, me quedé ciego un momento. En ese tiempo que
estuve sin poder ver nada, pensé que tal vez para eso está la luz al final del
túnel en realidad. Para cegarme y obligarme a detenerme.
Pero
quién sabe. Aunque me pese, tal vez no pueda.
Por Alejandro Berraquero, a 28 de Octubre de 2015 en hastaquesecolapselainspiracion.blogspot.com
"Pero bueno, más ocupa el pasado, que además de tener un lugar y ocupar tiempo, pesa." Excelente
ResponderEliminar"Pero bueno, más ocupa el pasado, que además de tener un lugar y ocupar tiempo, pesa." Excelente
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